Le pondrás por nombre Jesús.

7:02

Hermanos y hermanas, en este día en que celebramos la memoria del Nombre de Jesús, el Evangelio nos presenta el testimonio vibrante de Juan el Bautista. Ante la pregunta de quién es Jesús, Juan exclama con fuerza: "¡He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!"

¿Qué significa esta imagen del Cordero de Dios?

En el Antiguo Testamento, el cordero era el animal que se sacrificaba para la expiación de los pecados. Juan Bautista, al llamar a Jesús "Cordero de Dios", nos revela su misión: Él es el sacrificio perfecto, el que se entrega por nosotros para liberarnos de la esclavitud del pecado.

Jesús, el Cordero de Dios, se ofrece por amor.

Su sacrificio no es un acto de obligación, sino de amor infinito. Él se entrega libremente para que nosotros tengamos vida, y vida en abundancia.

¿Cómo respondemos a este amor?

La respuesta está en el nombre de Jesús. "Jesús" significa "Dios salva". Al invocar su nombre, reconocemos su poder salvador y nos abrimos a su gracia. Decir "Jesús" es expresar nuestra fe en Él, es pedir su ayuda, es acercarnos a su amor.

El nombre de Jesús es fuente de esperanza.

En momentos de dificultad, de tentación, de dolor, pronunciemos con confianza el nombre de Jesús. Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestra paz.



El nombre de Jesús es llamado a la conversión.

Al reconocer a Jesús como el Cordero de Dios, nos comprometemos a cambiar de vida, a dejar atrás el pecado y a seguir sus huellas. Su nombre nos impulsa a ser mejores personas, más justas, más compasivas, más amorosas.

Hermanos, que el nombre de Jesús esté siempre en nuestros labios y en nuestros corazones.

Que sea la luz que ilumine nuestro camino, la fuerza que nos sostenga en las pruebas, el amor que nos una a Dios y a nuestros hermanos.

Que al celebrar la memoria del Nombre de Jesús, renovemos nuestra fe en Él y nuestro compromiso de seguirlo con fidelidad.

Amén.


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