Hoy día de Reyes, te comparto ésta imagen que me gusta y me causa mucha risa, junto a ésta reflexión:
★Tenemos el primer GPS del mundo, inventado por Dios: la estrella que guió a los Sabios.
☆Tambien tenemos una discusión entre Sabios de Oriente que buscan el camino hacia el Señor. Allí podemos estar nosotros reflejados, todo depende.
En esta búsqueda del Señor, podemos confiar en nuestras propias fuerzas, nuestras ideas y formas de llegar al Señor. Creer que lo logramos y estar envueltos en discusiones absurdas y tontas. Seguramente llegarán pero ¿a cuesta de que? ¿De cuantos disgustos?
Siguiendo en la búsqueda podemos seguir las señales que Dios pone en nuestro camino. Podenos llenarnos de inmensa alegría como los magos al ver surgir de nuevo la estrella o como el de la imagen, señalándola y gritando para que todos lo noten.
¿Será que nosotros somos capaces de hacer eso por encontrar al Mesías, al Señor? ¿Dejar nuestras comodidades y bienestar por encontrar al Señor?
Mi arzobispo, Monseñor Ubaldo en su cuenta de Twitter (@MosUbaldo) nos decía hoy:
☆☆Hay 4 pasos fundamentales en esta vida que todo ser humano está llamado a recorrer: Desear ardientemente la verdad, Buscarla con tesón hasta encontrarla, Llenarse de gozo por su hallazgo y Vivir en consecuencia. Esta es la historia de los 3 magos de oriente.☆☆
El Mesías se ha abajado para estar con nosotros, en la humildad de un pesebre, la noche de Navidad lo hemos contemplado y junto a los reyes de oriente hoy en la Epifanía lo hemos adorado y declarado como Señor de nuestras vidas.
Hoy caminando entre nosotros, se mezcla con los pecadores. Él que no conoció pecado, se nos acerca; él que es la pureza del amanecer purifica nuestra vida; él que es Santo, santifica la creación y apresura la salvación.
Adoremos al Señor que nos viene a Salvar, acojamos en nuestro corazón al que es Santo y nos santifica.
Que como los magos de oriente salgamos a su encuentro, dejando todo de lado y anhelando su presencia redentora en nuestras vidas.
Ya no es el oro, es la alegría de la salvación que vale más que toda la fortuna del mundo.
Ya no es la mirra, es la esperanza de una vida nueva confiados en la resurrección de la carne.
Ya no es el incienso, son nuestras oraciones que como grato aroma llega a la presencia del Señor Dios de manos de su Hijo.