Muchos hombres anhelan y quieren
ver este mundo arder, destruirse y acabarse. Estos son fuertes y llenos de vida
muerta, llenos de una oscuridad que sobre sale a la vista con olores de
arrogancia. El odio es su fuerza y el rencor es su motor.
Pero son mucho más aquellos hombres
que como bomberos, constructores y esperanzadores buscan reparar, sanar y
apagar el fuego de muerte de quienes quieren acabar con nuestro mundo.