Hemos iniciado el Tiempo de Adviento que nos prepara
a la llegada del Niño Jesús, que viene como mesías y Salvador nuestro.
En la fragilidad y humildad de este Niño, están puestas
todas nuestras esperanzas, en su ternura nuestro corazón para asemejarnos a él
y alcanzar la salvación que nos ofrece.
No dejemos pasar esta oportunidad a la que nos llama
el Señor por medio de sus profetas y participar del festín suculento que se nos
ha preparado desde siempre.
Es Adviento, abre las puertas de tu corazón a la acción
salvadora del Redentor.