Y es que
cada Consagración sacerdotal me anima y estimula a seguir en la senda de mi
preparación, a seguir en la lucha por configurarme cada vez más a Cristo Buen
Pastor. A imitarle y a amarle en mis hermanos.
Amado Señor
Jesús, que te ancio en este Adviento, ayúdame a seguirte con un corazón
dispuesto y entregado. Que te descubra en mis hermanos y que te ame en el
necesitado.
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