Reconozco que el seguimiento a Jesús está lleno de mil y una novedades,
que dependiendo de la vivencia personal y del lado en que se mira y se sienta
lo vivido puede ser fabuloso y desconcertante.
Fabuloso, cuando dejas que todo fluya como la electricidad que alimente algún
aparato eléctrico y lo mueve, deja ver su funcionabilidad, para lo que puede
servir y en lo que puede ayudar.
Desconcertante, cuando dejamos que llegue a la puerta de nuestro corazón,
dejamos que entre solo lo que nos conviene, inclusive imitamos algunas
actitudes, pero no las hacemos vida en nosotros.
Hermanos, dejemos que la presencia de Cristo nos transforme, que como descarga
eléctrica nos haga estremecer por completo, nos despierte del letargo y nos
haga reconocerle a él como la Verdad de nuestras vidas.