Hoy comienza un nuevo tiempo litúrgico, y también un nuevo año
litúrgico, y se debe notar. Después de la normalidad del largo periodo del
tiempo Ordinario, que cerró el domingo pasado con la fiesta de Cristo Rey, hoy
toca cambiar el color. Evidentemente nos referimos al color morado que
caracteriza el tiempo de Adviento; pero también a toda la ambientación de la
celebración, que debe denotar el inicio de un nuevo período. Tanto en nuestro
hogar, calles y templos, debe notarse este ambiente, pero en un sentido
autentico de preparación de nuestro corazón para la venida de Jesús, Mesías y
Salvador.
Si alguien nos pregunta qué es el Adviento, fácilmente responderíamos que
se trata de las cuatro semanas antes de Navidad en las que preparamos la venida
de Jesucristo. Pero esta venida puede ser interpretada tan sólo como el
recuerdo histórico del nacimiento de Jesús. Lo cual desde luego es un elemento
importante: el recuerdo de la encarnación, signo del gran amor de Dios que se
hozo uno de los nuestros para nuestra salvación; sin duda debemos prepararnos “BIEN”
para recibir este advenimiento de Dios a nuestro mundo, nuestras vidas.
Pero el Adviento no sólo es esto, una simple memoria de un
acontecimiento salvífico pasado. Más que memoria, deberíamos hablar de
memorial, en el sentido de una categoría que enlaza pasado, presente y futuro. Cierto
que el Señor vino (pasado),pero volverá (futuro); y además viene
constantemente. Esta triple perspectiva de un contenido mucho más completo al
sentido del Adviento, sobre todo porque invita a mirar el futuro con esperanza
y a vivir el presente con intensidad.
Que tengas un feliz inicio de Adviento. Me abandono a tus oraciones…
VIVAMOS A PLENITUD NUESTRO ADVIENTO
Una idea de Siete en Familia