Virgen santa, vengo hacia
ti, tesoro de las misericordias y canal de gracias, con mis manos Suplicantes a
pedirte con insistencia que me tomes bajo tu protección y para que intercedas
por mí ante tu adorable Hijo, a fin de que me acuerde las gracias necesarias
para ser digno ministro de sus altares. Bajo tu auspicio yo quiero trabajar por
la salvación de las almas. No puedo nada, oh, Madre de misericordia, no puedo
nada; yo lo siento; pero Tú puedes todo por medio de tus oraciones. Virgen
Santa, en ti deposito toda mi confianza. Te ofrezco, te doy y te entrego mi
persona, mis trabajos y todas las obras de mi vida.
Bienaventurado San Marcelino Champagna.