Nos preparamos desde ya para celebrar la
grandeza de Dios reflejada en la bienaventurada Virgen María. En la liturgia de
esta tarde en las I vísperas y en la de mañana, la Iglesia nos ofrece un prefacio
hermoso que honra A Cristo en la figura de la Pureza de La Virgen María.
Purísima tenía que ser, Señor, la Virgen que
nos diera al Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Purísima
la que, entre todos los hombres, es abogada de gracia y
ejemplo de santidad.
Por eso, unidos a los ángeles, te
aclamamos…
El Todopoderoso con gran esmero talló la
puerta por la que debiera pasar su hijo, preparó con gran amor el tabernáculo que
lo albergaría durante nueve meses y con inefable talento, dotó de pureza el
trono de su Hijo amado. En su inminente sabiduría, preparó la escalera para que
bajara por ella nuestro Salvador, Cristo Jesús, lo limpió, lo purificó, cada
peldaño lo hizo perfecto y libre de mancha.
Tú, Virgen y Esposa, como la luna reflejas
el amor infinito de Dios hacia nosotros, eres un prado repleto de gracias
copiosas, que nos esperas con amor inefable de madre y nos muestras el
resplandor de ternura de tu amadísimo hijo Jesús.
Salve María Inmaculada, trono del Mesías y
Salvador: Cristo nuestro Señor.
Me abandono a sus oraciones, les dejo un excelente video y canción.