Desde el bullicio de mi casa debo buscar la presencia del Señor. Desde la cotidianidad de mi familia debo encontrar el rostro del Señor. Desde los problemas y dificultades de la familia debo encontrar lo grato del amor del Señor.
Y es que se nos hace tan cuesta arriba buscar al Señor en estos momentos, que lo cotidiano nos lleva y olvidamos la oración. Lo normal se hace ley y dejamos que la pereza haga lo suyo.
Amado Señor, hoy te he buscado en estas paredes que me han visto crecer; donde te conocí junto a un amor que es Madre y Padre. Junto a los que se extrañan “aun” de yo dejarlo todo y seguirte a TI.
Me acojo a sus oraciones.
Les dejo un vídeo: