El
Mesías se ha bajado para estar con nosotros, en la humildad de un pesebre la
noche de Navidad lo hemos contemplado y junto a los reyes de oriente en la Epifanía
lo hemos adorado y declarado como Señor de nuestras vidas.
Hoy
caminando entre nosotros, se mezcla con los pecadores. Él que no conoció
pecado, se nos acerca; él que es la pureza del amanecer purifica nuestra vida;
él que es Santo, santifica la creación y apresura la salvación.
Adoremos
al Señor que nos viene a Salvar, acojamos en nuestro corazón al que es Santo y
nos santifica.