Ante ti la oscuridad resplandece
como sol besando el cénit, el día es tan radiante como el amanecer de una
esperanza urgida. Tu voz de cascada resuena en todo el orbe y tu presencia todo
lo restaura. Tus divinas pisadas traen la paz y al roce de tu sombra brota la
vida.
Dios se pasea en nuestras vidas,
de pronto no de una forma tan metafórica como la antes descrita, pero si de una
manera real y consistente que en muchas ocasiones pasamos desapercibidas. Aunque
a veces no le encontremos sentido a lo que nos suceda y en la oscuridad de las
dificultades solo encontremos dificultades y nada de resplandor radiante, Él
está allí.
Por extraño que parezca ante situaciones
adversas, podría afirmar que todo lo que nos sucede va en función de nuestra
felicidad, bienestar y salud. Cristo es nuestra felicidad, es también el camino
de nuestro bienestar y la razón de nuestra salud. Hacia Él, que está en el prójimo,
deben confluir nuestras acciones.
Que nuestra vida sea una lámpara
que cumple su función de alumbrar ayudando a otros a poder recorrer el camino
que a veces se nos hace oscuro.
Hoy sábado del rosario bloguero,
encomendemos a María Dolorosa el viaje de Su Santidad el Papa Benedicto XVI al
Líbano.
Alabado sea Jesucristo.