El mundo muchas cosas nos ofrece, muchas cosas que son etéreas, superfluas y vanas. Cristo nos da la paz y la libertad, nos da lo trascendente, lo eterno y lo bueno, porque procede de Él, el motor inmóvil que todo lo mueve y confluye en el.
Nuestras cargas son pesadas, nos roban la alegría de vivir, la sonrisa que aleja las penas. Acudamos a Cristo, él es la paz verdadera, él es la alegría eterna, en él sí encontramos la verdad y los motivos de festejar la alegría que es trascendente. Hoy nos dice a todos: Encuentren la paz en mí. Escuchemos la voz del pastor y sigámosles.
Sigue la alegría, festejamos con banderas y bombos, Dios me sigue dando muestra de su amor inmenso, hoy en el seminario donde estudio han aceptado la entrada para el próximo periodo a un amigo de la parroquia Jorvi Santos, les pido oración por él. Y también después de mucho esfuerzo el amigo Alberto José presentó su tesis, se la han aprobado y ha salido muy bien. Dos grandes alegrías en un solo día.