Silencio fructifero...
19:17La frase la repetía muchas veces, la daba como consejo y la acomodaba entre conversaciones. Fue en mi proceso de reconversión, de aceptación de mi llamado vocacional que le encontré sentido a esta frase tan “ilógica” para mí y que tanto me dijo después.
En el silencio callas tu voz y abres tus oídos. Dispones tu corazón a Aquel que te habla en la frecuencia de los latidos de tu corazón. Se produce entonces un silencio fructífero, un silencio de gestación, de gracia, que alimenta y da fuerza al alma. Un silencio que florece a la escucha de la presencia del Señor.
No así un silencio enmudecido. De apariencias que al alma no hace bien. Un silencio estrepitoso que cierra tu boca pero que abre ese abanico imaginario donde tu corazón late a un ritmo que no te deja espacio a la sintonía de Dios. Por ello se nos hace difícil oír al señor, al Maestro y Mesías.
Luchemos por lograr fructificar en el silencio, dejándonos llevar por la melodía silenciosa de Dios.
Feliz día. Me abandono a tu oración silenciosa.
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