A la luz de la Palabra

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Es.jpgMe he propuesto transmitirles las experiencias vividas los jueves acá en el seminario en torno a la preparación dela palabra. Cada jueves en torno a la luz del cirio pascual, meditamos la palabra del domingo siguiente.

La preside un lector seminarista que por lo generar es un estudiante de III o IV año de teología. Tiene lugar los ritos iniciales (como de costumbre en una celebración de la palabra), con una invocación al Espíritu Santo, luego las lecturas y el evangelio es proclamado por un diacono o uno de los padres formadores que nos acompañe en ese momento. Después de las lecturas se tiene una meditación de unos 5 minutos aproximadamente y luego cada seminarista expresa libremente, personal y en 1era persona lo que el Señor por medio del Espíritu Santo le ha podido inspirar en ese momento.

Este jueves preparamos el VI Domingo de Pascua unas lecturas muy ricas y envueltas en el fulgor del Espíritu Santo.

·         La primera lectura me hace ver la acción pastoral de los apóstoles y re conocer que estoy haciendo yo por propagar el evangelio…

·         Meditando la palabra a la luz del Espíritu Santo, me llama la atención la exhortación que hacen los apóstoles a la comunidad en su carta, los invitan a que abandonen los ídolos y también hoy esa exhortación se me hace a mi y se me invita a que yo abandone tantos ídolos que no me permiten ser un cristiano fiel, comprometido. Son estos ídolos los que me atan al pecado y no me permiten que sea amable con el hermano. Y la solución a esta dificultad me la brinda el evangelio, el Señor me invita a creer en el y cumplir su palabra, y es desde él que yo podre dejar los ídolos, vencerlos con la fuerza que me brinda vivir en el amor de Cristo.

·         He recordado una canción que dice (refiriéndose a Cristo): "Es imposible conocerle y no amarle, amarle y no seguirle" ahora bien, yo me pregunto: ¿de verdad yo estoy amando al Señor tal como el me lo pide? O me mejor aun, ¿Estoy demostrando ese amor al Señor en torno a mis hermanos?

·         Me llama poderosamente la atención la ultima frase de la lectura del apocalipsis "…y el cordero era su lumbrera" Esta frase me llama a la reflexión y me hace pensar y reconocer a Cristo como mi verdadera luz, la que debe guiar mi discernimiento vocacional, el cual en muchas ocasiones se ha visto iluminado por luces artificiales que en ves de guiar me pierden del camino a seguir que es Cristo. El evangelio me invita a apoyarme en el amor de Cristo para reconocer su presencia como verdadera LUZ.

 

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