Hay ciertas cosas que aun con
saberse no es bueno divulgarlas, y aun sin saberse es peor aún comentarlas. Hablamos
de lo que somos, oímos y sabemos; especulamos de lo que no sabemos y desconocemos.
La fe, como certeza de creer en
lo que aún no vemos y como realidad de la esperanza que tenemos, viene a
iluminar nuestra oscuridad. Es capaz de transformarnos e impulsarnos a lo
inesperado.
Don tan inestimable, es el de la
fe, que como regalo de Dios nos impulsa. Esta sí que hay que propagarla,
divulgarla y expandirla por doquier. Acerquémonos a Cristo, puerta de Salvación
y Luz verdadera, de Su presencia nos fortalecemos, alimentamos e impulsamos a
vivir en Él.
Feliz Domingo en el Señor.
El Señor nos ha dotado de
una gran cantidad de dones esplendidos con los cuales podemos construir y
destruir.
El don inestimable de la Fe
se nos regala como semilla y que dependiendo de nosotros, crecerá y dará frutos
para saciar el hambre de muchos, de unos cuantos o simplemente de nadie.
Nuestra fe, como antorcha de
la esperanza en Cristo, debe irradiar esa tranquilidad del que se siente amado
y redimido por Cristo. Perdonado por su presencia amorosa y entusiasmado por su
misericordia infinita.
Nuestra fe, nos debe motivar
a dar razón de lo mucho que ha obrado Cristo en nosotros, o de lo poco, pero
transformador que se ha iniciado en nuestro vivir.