El trabajo de parto había comenzado desde las 11y30pm a Esmeira la habían subido a pabellón. Casi media hora bregando hasta que a las 12y15am del 18 de Agosto se escuchó un llanto de recién nacido. Un regordete niño había nacido, es decir YO…
Al día siguiente las bombas en honor a
Era un viernes 17 de agosto 1978, el sol marabino estaba igual de intenso que todos los días. Entre las casas del barrio, la señora Esmeria (mi mamá) estaba entre sus ajetreos de la casa, estaba embarazada de su segundo hijo, ya tenía 9 meses y eran los días de parto. El medico le había dicho que para que debía estar en movimiento para que el parto fuera mas tranquilo, por ello Esmeira hacia los oficios desde temprano. Había hecho el almuerzo, su esposo llegó a almorzar y luego de ver la telenovela, se puso cortar los pañales de tela y luego se sentó a cocer los orillos de los pañales.
Eran las diez de la noche cuando los dolores de parto se hicieron más agudos y el presentimiento de dar a luz más latente, rápidamente la llevaron al Hospital Chiquinquirá (su nombre se debe a que estaba al lado de
Las bombas cada hora sonaban en honor a Nuestra Señora de Chiquinquirá, esto sucedía todos los 18 de cada mes, ya que el 18 de noviembre se celebraba el día de la patrona de los zulianos.
Un hermoso video en honor a nuestra madre del cielo.
La grandeza del ángel, reside en servir al Señor, María obtuvo algo superior, ella mereció ser Su Madre. La fecundidad de la Virgen es la gloria suprema y por ese privilegio único, ella se sitúa muy por encima de los ángeles, tanto más alto que ella ha recibido en su condición de madre, un título preferible a cualquier otro.
Dios los cuide y bendiga. Oren por mi perseverancia y por mis buenos amigos.
P.D. El miércoles cumplo años, se aceptan regalos.
Saludos a todos, espero se encuentren muy bien. Dios los cuide y bendiga.
Como bien sabemos, los sábados los hemos dedicado a orar unos por los otros pidiendo la intercesión de María Santísima. Hoy recordamos a San Maximiliano Kolbe, mártir de la caridad del siglo XX. Gran devoto de María Inmaculada y su ardoroso apóstol, fray Maximiliano fue encarcelado por los nazis en un campo de concentración, donde dio la vida para asistir a otros en su muerte.
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Un dialogo con la muerte, donde la vida vence:
— ¿Qué quiere usted? – preguntó el oficial.
— Quiero morir en el lugar de uno de los condenados.
— ¿Por qué?
— Porque soy soltero, y este hombre tiene esposa e hijos.
— ¿Cuál es su profesión?
— Soy sacerdote católico.
— Aprobado.
Que el ejemplo de San Maximiliano y su amor a María Santísima nos impulse a ser mejores cristianos.
Saludos a todos, Dios los cuide.
El próximo domingo estaremos celebrando
« ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
Cuando una fiesta litúrgica cae en día Domingo tiene que tocar muy de cerca el misterio de Jesucristo para que su liturgia propia prevalezca sobre el día del Señor. El 15 de agosto
La fiesta nos recuerda lo grandioso de nuestra vocación: todos hemos sido creados para participar de la gloria eterna como ya participa de manera plena y anticipada, nuestra Madre María. María es la mujer que ha sido escogida por Dios para la sublime misión de ser Madre de Jesús y nuestra, y no duda en aceptar su llamado de llevar adelante el amoroso plan reconciliador del Padre. Por ello es exaltada por su prima Isabel y por eso rebosa de alegría su corazón.
María es nuestra Madre en virtud de una misión divina
María es nuestra Madre en virtud de una misión divina, conferida por nuestro bien desde
Ella no necesita escucharnos en virtud de un poder que le es innato o personal; las oraciones que le dirigimos es Dios quien las pone de manifiesto. Cuando Moisés se encontraba en el Monte, el Todopoderoso le hizo ver la idolatría de los suyos allá abajo, y así pudo interceder en su favor.
Cardenal J. H. Newman
Carta a un hermano separado, sobre la devoción mariana de los católicos
P.D. El 18 de agosto es mi cumpleaños…
-Hola Juanjo, ¿qué tal todo? Preguntó Reinaldo.
-Todo bien Reinaldo, aun con sueño, peroooo ¡hoy es viernes! mañana me desquito durmiendo mucho- respondió Juanjo con una sonrisa que lo despertaba.
La lluvia ya estaba cesando y los rallos del sol matinal arañaban las nubes descurtidas. El auto cruzo a la derecha y tomando la avenida principal que conecta a la interestatal avanzó rápidamente. Llegando al final de la interestatal y antes de cruzar a la avenida 33 una enorme cola los recibió.
-Al parecer un auto choco contra uno de los pilares del distribuidor, menciono Juanjo que se había asomado sacando la cabeza por la ventana del auto.
–Espero que no les haya pasado nada, respondió Reinaldo que movía la cabeza de un lado al otro tratando de lograr divisar algo más de lo que sucedía adelante, sólo a Shumager se le ocurriría ir a toda velocidad en una carretera mojada por la lluvia.
Finalmente lograron cruzar a la avenida 33 y luego de unas cuantas cuadras llegaron a Publisis, el lugar donde ambos trabajaban. Eran las 7:25 cuando ambos amigos se bajaron del auto, saludaron al señor Jorge que era el vigilante, Reinaldo avanzo y Juanjo se quedo un rato hablando con el vigilante.
Hojeando el periódico “El vespertino” dice Juanjo: -Fuerte aguacero señor Jorge, ¡no me di cuenta a la hora que comenzó!
-Serian como las cinco y cuarto de la mañana cuando comenzó a soplar fuertemente, afortunadamente salí temprano de casa hoy, de lo contrario aun estuviera tratando de llegar. Le contestó el vigilante.
Devolviéndole el periódico al vigilante, dice Juanjo:
-Sí, es verdad que se hace muy difícil llegar a tiempo cuando llueve. Sabe, de camino para acá vimos un accidente en el distribuidor, creo que iban muy rápido y el chofer perdió el control al tratar de frenar para cruzar y choco con uno de los pilares del distribuidor, espero no haya muerto nadie.
Guardando el periódico en un archivo le contesta el vigilante:
-con razón he escuchado unas ambulancias ahora temprano. Seguramente alguien se la quiso dar de listo, ojala y no les pase nada.
Juanjo se despidió del vigilante y por fin entró a las oficinas de la empresa. Un edificio naranja con verde de tres pisos y un extenso galpón conformaban lo que era Publisis, una de las tantas agencias de publicidad que exista en la ciudad. El día transcurrió entre órdenes de compras, llamadas a proveedores y fax con diferentes presupuestos.
-Tremendo el día de hoy, dijo Juanjo acompañado de un largo bostezo y estiramiento de brazos.
Un señor pelón, de cara larga y corbata le contestó autistamente mirando la computadora:
-apenas comienza lo bueno Juanjo, es la segunda quincena de noviembre y ya comienzan a llegar los pedidos de agendas, almanaques y todas las demás cosas que se acostumbra a regalar en navidad. ¡Hay mucho trabajo aquí!
-ahhh señor Carlos, -dice Juanjo- ¿qué sería de nosotros sin esos pequeños detalles en navidad? Comienza un tiempo bonito, de compartir. Sumado que la gente compra mucho y eso es bueno para nosotros, ya que si la gente no pide eso, nosotros no trabajamos y no nos pagan, entonces estaríamos ladrando es decir sin dinero.
-tienes razón y no he de quitártela, le respondió aun autistamente el señor Carlos, pero creo que, nos desgastamos en buscar cosas que creemos que nos hacen felices, pero a la final no, solo nos hemos desgastado en nada. Piensa Juanjo, ¿qué hace feliz al hombre?
El teléfono del escritorio de Juanjo comenzó a sonar pero el hizo caso omiso al sonido. Dijo con un zumbadito musical: Señooor Caaarlos es queee la felicidad se alcanza disfrutaaando de la vida, salieeendo, compartieeendo, ir de fieeestas, bailaaar, bebidas y sobre todo muuuchas chicas.
Volteando la mirada a Juanjo el señor Carlos dice mirando sobre sus lentes: ¡Deja de decir tonterías, toma concejos para que llegues a viejo! Cuando puedas contestas el teléfono.
Juanjo riendo contesto el teléfono entre risas: ¡Siii buenas tardes, departamento de compras!
La emoción de la misión anterior en la palmita nos había dejado un sabor a aventura y a ganas de llevar el mensaje de Dios a todos. Nos hicimos llamar Catequistas misioneros valientes en Cristo. En los encuentros con los niños les hacíamos ver la necesidad de llevar
Llego el mes de agosto y ya estábamos preparados para nuestras nuevas misiones. En esa oportunidad era nuestro párroco el padre Lenin Bohórquez, un sacerdote que nos enseño lo bueno de hacer las cosas bien y fue nuestro director espiritual por muchos años.
Él mismo nos propuso el lugar de misiones, nos envió al sur del estado Zulia a un pueblito llamado El Guayabo, el contacto y todo lo demás lo hizo el padre y uno de los jóvenes del grupo, nosotros solo debíamos llegar y arrancar las misiones.
Salimos el viernes por la noche a eso de las 5 de la tarde, fue largo el viaje y llevábamos una algazara en el autobús, hablábamos casi con todos los pasajeros. Al llegar casi a las 11 de la noche, nos recibió un joven que había delegado el padre, cenamos y nos instalamos.
Al día siguiente conocimos al padre, se hizo la distribución de las actividades y se comenzó a conocer el sector, que era bastante grande. En la tarde fue
Se visitaron enfermos, se evangelizó, se trabajo cono los niños y jóvenes, se dicto un taller de catequesis y se convoco a todos los grupos de apostolado para una híper jornada de evangelización ecuménica, había mucha gente y verdaderamente Cristo de hizo presente.
Recuerdo que en una oportunidad salimos a evangelizar y nos callo un fuerte aguacero. Al llegar a la parroquia, aturdimos al coordinador para que buscara medicamentos contra el resfriado para prevenir y el coordinador no los tenia a mano, se formó una discusión y llego el padre (Carlos, no se los había dicho) escuchando la discusión fuertemente nos exhorto a confiar mas en la palabra de Dios, que si el esta con nosotros nada nos sucederá, que su palabra tiene vida eterna y que dejáramos las niñerías. Fue una noche de aprendizaje.
Conocimos a un seminarista Darío Porras, nos enseño a actuar como mimos, así que el sábado nos fuimos al mercado y de esa forma evangelizamos. Cristo se hace presente en todas partes.
Dios se vale de muchos medios para llamarnos, sentía que mi corazón ardía y era muy feliz haciendo eso por Cristo, pero yo miraba a otro lugar, aun no pensaba en seguirle definitivamente.
Un saludo fraterno y por favor una oración por mi perseverancia y otra por mis amigos.
Saludos a todos. Hoy lunes de video me gustaría compartir uno en específico llamado Cantaré, Cantarás; un tema de 1985 interpretado por varios artistas Latinoamericanos en respuesta a la canción estadounidense We are the World.
Recuerdo que el primer grupo de apostolado en el que participé activamente dentro de
Dios los cuide y bendiga. Una oración por mi y mis buenos amigos.
El próximo domingo celebraremos 19ª Semana del Tiempo Ordinario, Ciclo C. con la ayuda de
Lectura del libro de
Lectura de la carta a los Hebreos 11,1-2. 8-19
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 12, 32-48
El vínculo entre las lecturas
«En confiada y vigilante espera», así podemos resumir el contenido principal del mensaje litúrgico de hoy. Esta es la actitud de Abrahán y Sara, y de todos aquellos que murieron en espera de la promesa hecha por Dios (Segunda Lectura). Esta es la actitud de los descendientes de los patriarcas, esperando con confianza, en medio de duros trabajos, la noche de la liberación (Primera Lectura). Ésta es la actitud del cristiano en este mundo, entregado a sus quehaceres diarios, esperando con corazón vigilante la llegada de su Señor (Evangelio).
Evidentemente la palabra de este domingo es muy interesante, nos invita a estar atento, el Novio no sabemos a que hora llegará, y si no tenemos la fe suficiente para esperarlo todo se nos puede hacer difícil. Por ello la fe es la garantía de lo que se espera; como no los expresa la carta a los hebreos. Por fe podemos soportar y esperar, sin fe podemos perder la paciencia y la calma, solo en la fe podemos navegar tranquilos en medio de la tempestad.
La lluvia
La tranquila mañana daba sus primeros bostezos con un sol que teñía de naranja el cielo azulado. Del noroeste llegaba una brisa fría que arrastraba a su paso gran cantidad de cúmulos de nubes que cubrían cual cortina gris, el cielo anaranjado. El viento se paseaba libremente por todas las calles del barrio la Providencia, ya la mañana estaba instalada dejando percibir una temperatura muy agradable.
Eran las seis de la mañana y los cúmulos, como bloques grises ennegrecidos, habían tapizado por completo toda la cúpula celeste. Los relámpagos acompañados de leves truenos comenzaban a zigzaguear. La lluvia no se hizo esperar y el agua progresivamente comenzó a correr por las calles medio asfaltadas del barrio. El ruido ensordecedor de las gotas que, como camicaces se estrellaban contra los techos de zinc de las casas, se hacía cada vez más notorio.
En una de las casas del barrio, Juan Josué, aun dormía plácidamente sobre una pequeña cama cubierta arrugadamente por una azulada sabana, el ventilador giraba autistamente de un lado al otro. Afuera de la pequeña habitación el agua caía torrencialmente del cielo, el viento hacia lo suyo y poco a poco empujaba al agua a entrar por las hendiduras de la ventana que estaba a un lado de la cama. De pronto, como si un corrientaso corriera por su cuerpo, Juan Josué se levanta rápidamente susurrando:
-Dios, me he quedado dormido-
Efectivamente, el despertador no había sonado, la noche anterior se le había olvidado darle cuerda, había llegado agotado después de una extenuante jornada laboral y estudiantil. Juan Josué o Juanjo como le dicen en su trabajo, era un joven alto, de 23 años de edad pero aparentaba ser mas adulto por su contextura física y su tez morena, era de los pocos que tiene sus ojos color negro. De día trabajaba como asistente de compras en Publisis, y de noche estudiaba diseño grafico en la universidad.
Rápidamente se froto los ojos y miró el reloj.
–Ahh seis y cuarto, aun tengo tiempo, quince minutos serán suficientes-dijo.
Entro a su baño, se aseo y rápidamente comenzó a vestirse. Al salir de su habitación, observó que su mamá y papá conversaban tomando una taza de café y con vos alegre les dice:
–Hola ma, hola pa, bendición.
–Dios te bendiga JJ– respondieron ambos padres al mismo tiempo.
La mamá tomando otra taza de café se la llevo a Juan Josué y le dijo: ¡Creo que no podrás salir hoy a trabajar, llueve muy fuerte! No te preocupes mamá, ya escampo y un amigo –Reinaldo– pasara por mí, le respondió Juan Josué.
Eran las 6:35am cuando la bocina de un auto comenzó a sonar, era Reinaldo un compañero de trabajo y estudios de Juanjo. Reinaldo era un joven muy delgado, alto como una puerta, de cabello rubio y ojos azules, con muchas pecas en la cara y vos ronca, era dos años mayor que Juanjo.
El papá de Juanjo asomándose por la ventana dijo: ¡ya va! – JJ llegó tu amigo.
Juan Josué, tomó su almuerzo, unos cuadernos que estaban sobre los muebles y dejando la taza de café sobre una repisa se despidió de sus padres. Evitando la lluvia salió de su casa e inmediatamente se metió dentro del auto del amigo.
Mis misiones del 1999
Recuerdo que mis primeras misiones fueron hace diez años. En esa oportunidad nos dirigimos a la ciudad de Mérida a un pueblito llamado la palmita.
Todo comenzó con la idea de salir a descansar luego de haber terminado el año de preparación de los niños para el Sacramento de
Unos sugerían que fuéramos a visitar unas catacumbas de indígenas y otros a las Lomas de Cubiro, en fin no nos decidíamos. Hasta que una de las integrantes sugirió ir a Mérida a evangelizar, y que nos quedáramos en casa de su abuelo que hiciéramos algo diferente.
¿Salir a misionar? Nos preguntábamos todos. A todos nos llamaba la atención la idea así que todos aceptamos. Fuimos tres a averiguar y cuadrar con el sacerdote del lugar. Primero fuimos a Mesa Bolívar allí hablamos con un sacerdote el cual puso muchas trabas e inconvenientes, nos envío bajar hasta el Vigía y hablar con el Dean de la catedral que allí seguramente necesitaban de nosotros. Bajamos hasta el Vigía recuerdo que llegamos un poco antes de los bautizos y logramos hablar con el sacerdote. Nos presentamos, llevábamos una carta de nuestro párroco para ese entonces, el Padre Ignacio López, de feliz memoria.
El padre nos propuso ir hasta una filial ubicada en un caserío o pueblo llamado la palmita, insistía en que la comunidad estaba necesitada más que de Dios de comida, de trabajo sentimos como si nos quisiera meter miedo, pero aceptamos.
Llegado el mes de agosto salimos del terminal de Maracaibo rumbo a la palmita, duramos allí una semana. Éramos unos 15 jóvenes y llegamos un sábado en la madrugada, esperamos en el terminal hasta que amaneciera y partimos al lugar de misiones.
Nuestras primeras misiones y fue toda una experiencia, un campo totalmente diferente al propuesto por el padre del Vigía. Comida nos sobro, la gente fue muy receptiva y el primer día que evangelizamos nos callo un fuerte aguacero, ya los demás días íbamos preparados co una bolsa plástica.
Fue una experiencia cara a cara con la comunidad que quería compartir la palabra de Dios. Gracias Señor por esa experiencia.
Dios los cuide... ya de vuelta...