VIII Siglos del Perdón de Asís, Misericordia Abundante.

18:17

Desde inicios de septiembre del 2016, mi arzobispo me ha encargado atender el Templo “Convento San Francisco de Asís” ubicado en el territorio parroquial de la Parroquia El Sagrario de Catedral, de la cual soy vicario.
El Convento como es llamado, es un centro de espiritualidad y peregrinación de Adoración Perpetua y que ya para inicios del siglo XVI existía con todo su esplendor evangelizador y educativo. En la Actualidad se ha reducido el tamaño de lo que serian los terrenos del convento quedando el Templo y un pequeño patio interno.
Desde entonces he estado aprendiendo y nutriéndome de la fuente espiritual franciscana y de la que les comparto a continuación.
El Perdón de Asís es también llamado la Indulgencia de la Porciúncula. Se celebra desde el mediodía del 1° de agosto a medianoche del día siguiente. San Francisco de Asís y sus primeros seguidores tuvieron como hogar la Porciúncula en Asís, Italia. En ese lugar San Francisco pidió a Cristo, mediante la intercesión de la Reina de los Ángeles, el gran perdón o «Indulgencia de la Porciúncula». Que luego fue confirmada por el Papa Honorio III a partir del 2 de agosto de 1216.

Según una antigua tradición, que se remonta al 1216, en la Porciúncula, bajo el amparo de la Madre de Dios, el mismo Cristo, apareciéndose a Francisco, le concedió la extraordinaria indulgencia del Perdón de Asís. El origen de esta Indulgencia es uno de los sucesos más discutidos en la vida de San Francisco. Las leyendas franciscanas del siglo XIII no hablan de ella; tampoco se publicó ningún diploma de la Cancillería romana referente a su concesión. Pero más allá de las controversias históricas acerca de los orígenes y circunstancias de la concesión de la Indulgencia, lo cierto es que la Iglesia ha seguido, hasta nuestros días, otorgando y ampliando esa gracia extraordinaria, puerta siempre abierta para otorgar el perdón y la misericordia de Dios.
Se cuenta de San Francisco de Asís, que cierta noche de verano de 1216, en oración ferviente en la Capilla de Santa María de la Porciúncula, Cristo y su Madre, rodeados de espíritus celestiales, se le aparecieron. En ello hubo un dialogo entre Nuestro Señor Jesucristo y Francisco.
- Francisco -le dijo el Señor-, pídeme lo que quieras para gloria de Dios y salvación de los hombres.
- Señor -respondió el Santo-, te ruego por intercesión de la Virgen aquí presente, abogada del género humano, concedas indulgencia a cuantos visitaren esta iglesia. La Virgen se inclinó ante su Hijo en señal de que apoyaba el ruego, el cual fue oído. Jesucristo ordenó luego a Francisco se dirigiese a Perusa, para obtener allí del Papa el favor deseado. Ya en presencia de Honorio III, Francisco le habló así:
- Hace poco que reparé para vuestra Santidad una iglesia dedicada a la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios. Ahora vengo a solicitar en beneficio de quienes la visitaren en el aniversario de su dedicación, una indulgencia que puedan ganar sin necesidad de pagar ofrenda alguna.
- Quien pide una indulgencia -observó el Papa-, conviene que algo ofrezca para merecerla... ¿Y de cuántos años ha de ser esa que pides? ¿De un año?... ¿De tres?... - ¿Qué son tres años, santísimo Padre? - ¿Quieres seis años?... ¿Hasta siete?
- No quiero años, sino almas.
- ¿Almas?... ¿Qué quieres decir con eso?
- Quiero decir que cuantos visiten aquella iglesia, confesados y absueltos, queden libres de toda culpa y pena incurridas por sus pecados.
- Es excesivo lo que pides, y muy contrario a las usanzas de la Curia romana.
- Por eso, santísimo Padre, no lo pido por impulso propio, sino de parte de nuestro Señor Jesucristo.
- ¡Pues bien, concedido! En el nombre del Señor, hágase conforme a tu deseo.
Así surge, para Porciúncula, el momento de gloria, con motivo del insigne privilegio de la Indulgencia Plenaria Toties Quoties, que será llamada después: "El Perdón de Asís". Esta indulgencia será conocida y muy difundida, desde la segunda mitad del siglo XIII hasta hoy día, creciendo de importancia cada día.

Desde entonces tiene lugar en la pequeña iglesia franciscana de Asís el gran evento de la misericordia con el "Perdón de la Porciúncula", una gracia que se obtiene cada 2 de agosto no sólo en la ciudad italiana, sino en cualquier templo franciscano del mundo.
El Perdón de Asís se puede obtener para uno mismo o por los difuntos. Y para ganar esta Indulgencia, es necesario seguir varias condiciones: visitar la Porciúncula en Asís o cualquier iglesia franciscana; confesarse, recibir la comunión, orar el Credo, un Padre Nuestro y un Avemaría por las intenciones del Santo Padre, además de rechazar el pecado.
No dejes de participar este martes y miércoles (01 y 02 de agosto) a la Santa Misa y lucrar así la Indulgencia Plenaria en nuestro templo Franciscano. 

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